La artista y serigrafista queer Mariela Scafati (Argentina, 1973) desarrolla una práctica en la que la pintura se convierte en un objeto tridimensional, explorando su relación con el cuerpo, el espacio y la memoria. Su trabajo, marcado por la experimentación y la colectividad, reformula géneros tradicionales como el retrato y el paisaje a través de la instalación.

Durante su residencia en Collegium, Scafati investigó el vínculo entre la pintura y los objetos que encuentre en la ciudad, especialmente los muebles, preguntándose sobre las posibilidades y los límites de su pintura como soporte, objeto, o incluso cuerpo, y cuáles pueden ser sus extensiones. La artista exploró los materiales propios de la región, especialmente las cuerdas de cáñamo y fibras naturales, colaborando con artesanos y artesanas del mundo textil.